intercambio de experiencias con adultos mayores

INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS

La Tec. en Gastronomía y Tec. en Gerontología Graciela Montes de Oca, logró profesionalizar sus pasiones en una propuesta super novedosa en lo que respecta a cuidados domiciliarios y psicoestimulación en domicilio con personas mayores.   Con generosidad nos comparte su experiencia, y algunos tips para sumar a nuestra tarea diaria! 


PASIONES MAYORES

Lo rico es pecado, o es malo para la salud, o engorda”…. Dice el refrán popular.

Sin embargo, si lo cortés no quita lo valiente, una comida sabrosa no quita lo saludable. 

Es que muchas veces los límites que nos puede imponer una enfermedad crónica, pueden constituirse como llave al portal del autocuidado placentero lleno de  nuevos aromas y sabores que hacen que nuestro paladar ensanche su horizontes de sabores más allá de las creencias limitantes que suelen colocar a quienes padecen una enfermedad en la mesa de los sinsabores.

Pero para llegar a esta conclusión, primeramente yo misma tuve que romper con muchas creencias restrictivas, entre ellas, este famoso refrán popular. El  estoicismo culinario de mi madre, cuya diabetes, hipertensión y colon irritable la llevaba a no salir del churrasco de hígado, merluza insípida y las verduras cocidas, condimentadas con aceite de oliva y una pizquita de sal de apio. 

Sin embargo, mientras aprendía los rudimentos de las matemáticas y otras ciencias en la escuela primaria, descubrí un libro de cocina que se estaba herrumbrando solito su alma en la biblioteca familiar. Con ese libro en mano aprendí a desafiar el estoicismo de mi madre, incorporando nuevos sabores  a la mesa familiar ¡no sin antes pagar el precio de quemar comidas, ollas, dejar todo hecho un desastre, para poder acceder al deleite de la creatividad y de recrear lo ya conocido hasta convertirlo en nuevos productos!   A los quince  años ya tenía la sartén por el mango en mi cocina y todas las resistencias de mi madre a probar nuevos sabores se fueron derrumbando, pues  le armé todo un repertorio de platos saludables que respetaban las indicaciones del médico y la nutricionista. Tendrían que pasar muchos años más para que una crisis económica me llevara a emprender una actividad similar a lo que hice con mi madre, sólo que para otras personas cuyas enfermedades crónicas les impusieran restricciones alimenticias.

Profesionalizar una vocación

Mi trabajo es ir a domicilio del adulto mayor, donde comienzo a trabajar sobre las creencias limitantes y lo invito a abrir la puerta de su propia creatividad, que es abrir de par en par las puertas a la alegría.

Uno de los fundamentos de la creatividad, radica, precisamente, en crear dentro de un  horizonte limitado, y para que una persona mayor pueda replantearse su tipo de alimentación le invito a que se pregunte:

·         ¿Quién dijo que el sabor de un alimento se acentúa solo con sal o azúcar?

·         ¿Qué condimentos conocen y cuáles le gustan más?  ¿Ha probado con otros condimentos e ingredientes?

·         ¿Cuáles son sus platos preferidos y por qué le gustan tanto?

·         ¿Y qué tal si aquellos canelones que le cocinaba su madre los podemos cocinar de tal o cual manera?

·     O ¿Qué tal si nos permitimos probar aquellas pizzas o empanadas  que tanto le gustaban pero con otros ingredientes o condimentos?

Por supuesto que las resistencias surgen a flor de piel, pero cuando es el mismo adulto mayor el que va descubriendo que muchas veces tapamos el verdadero sabor de la comida con exceso de  sal, o azúcar o aceite, es cuando va experimentando el verdadero sabor de cada  alimento, se va animando a romper con muchas limitaciones mentales.

Sabores y Calidad de vida

Una de las primeras anécdotas que se me presentaron fue cuando tuve que cocinar junto a un señor de 86 años, que padecía de hipertensión arterial y que presentaba olvidos cada vez más profundos.  Cuando le pregunté qué comida deseaba volver a disfrutar, me dijo: quiero pizza, empanadas y ñoquis, pero no puedo comerlos, porque tienen sal.    Inmediatamente lo desafié a que amasáramos ñoquis sin sal.  Le dije que íbamos a reemplazar la sal por sus condimentos favoritos: el ajo y el perejil.  Agregué un poquitín de pimienta y nos pusimos manos a la obra:

Él mismo sintió los aromas de la comida que él mismo estaba haciendo y conforme iba poniendo “manos a la obra”, se iba entusiasmando. Luego hicimos la salsa para acompañar a los ñoquis y finalmente reemplazamos el queso parmesano por hilachas de queso port salut sin sal.

Para la época de Navidad, se lamentaba por no poder comer pan dulce.  Fue otro hermoso desafío que él mismo terminó amasándolos mientras recordaba aquellas navidades donde sus padres amasaban el pan dulce y lo cocinaban en el horno de barro.  Sus seis panes fueron la delicia familiar, sin que el tensiómetro se descontrolara y  sin que se dieran cuenta que algunos ingredientes nocivos para su salud había sido cambiados.

¡Gracias a la estimulación de sus manos amasando, aquel fin de año el anciano recuperó su propia letra y pudo  firmar con su propio nombre cuando fue al Banco a dar la supervivencia!  Me di cuenta que la cocina no sólo sirve para que una persona se reencuentre con su propia creatividad, tanto manual como intelectual, sino también, para estimular la memoria y las funciones cognitivas. Fue allí donde me inscribí en la carrera de Gerontología.

Otra de las grandes satisfacciones que me ha dado la cocina en adultos mayores es ver cómo ellos van reencontrándose con aquellos saberes que creían perdidos, como ser viejas recetas familiares y sus secretos, junto a los nuevos conocimientos que van adquiriendo sobre micro y macro nutrientes y cómo dichos conocimientos los van aplicando en su autocuidado.

SAZONANDO LA REMINISCENCIA

Actualmente estoy trabajando con una señora que presenta osteoporosis y epoc, con lo cual es necesario enriquecer su dieta con lácteos y muchos minerales. Lo primero que hice fue darle información sobre los nutrientes que necesitaba, los alimentos que los contienen y cuáles son más convenientes para ella.

Para ello utilizo una lámina difundida por la Fundación Alco, en la que muestran la casa de los nutrientes. 

Luego la invité a recordar alguna receta que contuviera lácteos (el queso fresco) proteínas (el huevo batido) y cereales (el pan rallado).  Su  rostro se iluminó cuando recordó que su madre le enseñó a preparar unas bolitas de queso rebosadas, que también hizo las delicias de sus tres hijos.

Aquella tarde nos recreamos armando esas bolitas y degustándolas, sin necesidad de freírlas.  Simplemente la cocción se hizo al horno y las bolitas de queso rebosado quedaron deliciosas.

ALGUNAS SUGERENCIAS:

Para aquellas personas que trabajan en la atención y cuidado de personas mayores sugiero convertir limitaciones en llaves para la creatividad y, fundamentalmente, preguntarle a las personas mayores cuáles son sus preferencias gastronómicas haciéndolas participar en la elaboración de esos alimentos.


Profesional autora del relato:  

Graciela Montes de Oca, Téc. en gastronomía y Téc.. Nac en Gerontologia.

Para ponerte en contacto con Graciela, y conocer más de sus servicios:

Mail:  gramontesdeoca@gmail.com

Celular: 11-6881-9663

 

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